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La sustancia: ¿por qué no podemos dejar de mirar?

Con el 2024 a punto de finalizar, no es ninguna exageración afirmar que La sustancia es, sin duda, una de las películas del año

Frame de Barbarian

Odio decirlo, pero es una verdad incuestionable, 2024 no ha sido un gran año para el cine. No debería sorprender a nadie, ya que es la tónica de los últimos años. Mucho remake, mucha saga y poca novedad en términos generales.


Sí, es cierto, ha habido grandes películas. Por supuesto, faltaría más. Un año es mucho tiempo y a lo largo de esos 365 días se han estrenado muchísimas películas. ¿Qué menos que algunas de ellas hayan merecido la pena?


Eso es así. Lo que yo afirmo es que nunca nadie, dentro de muchos años, creará un vídeo para internet o escribirá un artículo que se llame "2024, un gran año de cine". Eso no pasará.


Como planeo escribir artículos recopilando lo mejor y lo peor de este año, no me extenderé más sobre esta idea y pasaré directamente al meollo de este artículo: La sustancia, esa película que ha asqueado y enamorado a la audiencia a partes iguales.


Tal y como reza el título de este artículo, La sustancia es una película desagradable desde el principio y sin embargo nos mantiene atados a la butaca e incapaces de parpadear. ¿Cómo lo consigue?


Frame de Barbarian

Antes de proseguir, es necesario aclarar que cuando digo que es desagradable, no lo digo como crítica, como si se tratase de un fallo de la directora. No, es justo lo contrario. Coralie Fargeat, directora de esta obra, sabe perfectamente lo que busca.


Ella quiere que te cueste mirar, pero que a la vez, y fruto de a saber qué mecanismo cerebral extraño, no puedes dejar de hacerlo. Quiere que tengas los ojos abiertos como platos mientras te preguntas: "¿Qué diablos estoy viendo?" o siendo más preciso, "¿Por qué sigo viendo esta cosa?"


Y vaya si lo consigue. Desde la presentación con la secuencia de la estrella en el Paseo de la Fama hasta el último fotograma, la película nos lleva de la mano sin que nos abandone esa sensación de que estamos viendo algo que no deberíamos.


Y esto lo consigue porque la película es un espectáculo visual de principio a fin. La imagen está cuidada y pensada al detalle. No deja nada al azar. Desde esos pasillos que nos recuerdan a Kubrick a ese ático lujoso en el que todos querríamos vivir. La imagen está perfectamente compuesta y estructurada.


¿Y qué decir del otro pilar del audiovisual, el sonido? Pues que está a la altura. ¿O acaso alguien va a ser capaz de olvidar la repulsión que le produce ver a Dennis Quaid comer langostinos? Algo tan natural como eso se convierte en un espectáculo dantesco y vomitivo hasta la médula.


Frame de Barbarian

Y ya que lo mencionamos, hablemos de las actuaciones muy brevemente. Dennis Quaid está inmenso, histriónico y desagradable a más no poder, es la viva imagen del productor al que todo el mundo odia. Un diez para él. Hacía tiempo que no se le veía en un papel que fuese tan icónico.


¿Y qué decir del dueto femenino protagonista? Pues lo primero, en orden de galones, es que da gusto volver a ver a Demi Moore en una película que merezca la pena. Para la gente de mi generación es una gozada volver a ver a esos actores y actrices con los que crecimos y que de un tiempo a esta parte estaban medio de capa caída.


Pero no sólo es la nostalgia lo que nos enamora de ella, para nada. La realidad es que está estupenda en ese papel de vieja gloria que no acepta el paso del tiempo. Cuando tiene que dar pena, la da; y cuando nos tiene que emocionar, nos emociona. No se le puede pedir más.


Frame de Barbarian

Y por otro lado tenemos a Margaret Qualley. Su nivel de actuación, aunque algo peor que el de Demi Moore, seguramente porque su papel luce menos, sigue estando bastante bien. Se podría resumir en una palabra, cumple.


Pero bueno, La sustancia no es una película de actuaciones. Es más bien una idea original sencilla, que se desarrolla hasta sus máximas consecuencias, y por el camino nos deja un millar de imágenes inquietantes. Esta película no es otra cosa que la máxima aspiración del cine gore: crear un producto desagradable que por algún motivo atraiga a todo el público posible.


Y tenemos que reconocerlo, la directora Coralie Fargeat lo ha conseguido. Pocas veces un producto de estas características consigue este nivel de atención. Un diez para ella.

Frame de Barbarian

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