Con 'Hola, Stranger', Chloé se abre en canal en un "no-diario" autobiográfico que, quizás, no dé respuesta a todas tus preguntas, pero sí hará el camino más llevadero.
Es miércoles, 29 de noviembre; eso dice el calendario de mi móvil. Me fío de él, estos últimos meses han sido tan caóticos que mi percepción del tiempo ha perdido cada ápice de orientación.
Es pronto, pero ya ha anochecido. El centro de Madrid atiborrado a más no poder. Las luces de Navidad ya están encendidas, las calles siempre se llenan en consecuencia.
Paso por Callao y atravieso la plaza. Personas repartiendo folletos, grabando TikToks, charlando, cargando bolsas llenas de nuevas adquisiciones… Cada uno sigue un camino distinto y, aún así, todos acaban pasando por la misma plaza en el mismo momento.
Entro en Postigo de San Martín, aquí hay algo más de tranquilidad. Número 9, La Central de Callao. Desde pequeño me ha gustado el olor a libro nuevo, me hace sentir en paz. El solo hecho de estar en la librería sirve para alejarme del caos de la ciudad, al menos un rato.
Hay asientos llenos de gente expectante, una mesa con un micrófono y unos cuantos libros. Todo preparado para la presentación de Hola, Stranger; el primer libro de Chloé Wallace, editado por Lava Editorial. Pienso en ella y me viene a la cabeza la personificación del polifacetismo. Directora, fotógrafa, guionista y, ahora, escritora.
Amigos, familiares, seguidores, todos reunidos en un mismo lugar, esperando a que el reloj dé las 19:00. Aguardando el instante en el que la presentación comience, charlando entre ellos hasta entonces.
Los murmullos se apaciguan cuando Chloé llega a la sala, acompañada de Silma López. Una directora y una actriz, dos formas diferentes de vivir la cinematografía en la que ambas trabajan y, a pesar de ello, unidas por mil factores en común, pudiendo encontrar uno que destaca entre los demás: abrirse paso en una industria dominada mayoritariamente por hombres.
No es una presentación al uso, claro está que Hola, Stranger tampoco es un libro al uso. Silma comenta que cuando al escribir te desnudas también desnudas al lector, creo que también lo han empezado a hacer desde que han llegado a La Central.
Hablan de salud mental, del patriarcado, de las redes sociales y la presión mediática en todos sus aspectos, de los TCAs, de la busqueda del hogar... Creando un coloquio que desprende desnudez, como si en un parpadeo nos hubiéramos trasladado de una librería al Edén, abriéndonos en canal al mismo tiempo.
Silma recita algunos fragmentos del libro, Chloé los comenta, el público escucha. Siento que abren melón tras melón, ¿se estarán dando cuenta de lo valiosas que están resultando sus palabras?
Quedan pocos minutos para el final; dan paso a preguntas de los asistentes. Compartiendo experiencias e intimando con respeto, se abre la puerta a la firma de los libros, al diálogo, a los abrazos. Creo que esto no podría tener mejor cierre. Tampoco creo que pueda llegar a repetirse, al menos no igual. Nunca podría ser igual.
Me aferro con fuerza a las palabras y a la última conclusión de Chloé: encuentras casa, creo, tarde o temprano.