El pasado miércoles 30 de agosto, Cristina Len se encargó de sonorizar el final del mes en El Patio de Mahou
El mes de agosto estaba llegando a su fin cuando la cantante y productora Cristina Len viajó de Barcelona a Madrid. Esta visita a la capital tenía una razón clara, Cristina se iba a encargar de poner banda sonora a la última velada musical del mes en El Patio.
En el escenario de la calle Fortuny 53 brillaban sus características luces rojas mientras algunos de los asistentes se acomodaban en su sitio y otros se acercaban a las barras a pedir otra ronda. Septiembre estaba al caer y se podía apreciar en el ambiente del Patio. Las personas se congregaban, preparadas para disfrutar de la velada previa a tener que regresar a la rutina.
Pasadas las 21:00, Cristina subió al escenario acompañada por el músico, cantante y compositor Alberto Vela a la guitarra. Las conversaciones del público comenzaron a cesar con el primer compás de Tengo un Molino (Alma Charra; 2021).
La guitarra emitía cada nota y cada acorde con un brillo inmensurable, parecía que sus cuerdas vibraban en sintonía con los latidos del músico que las acariciaba. La pureza de la voz de Cristina resonaba etéreamente, como si un canto celestial llegara al Patio.
Con una sincronía que parecía casi ensayada, la atención de los asistentes empezó a centrarse en el dúo que se encontraba sobre el escenario, como intentando comprobar que lo que escuchaban era real.
Canciones como Dios Mío, La Resentida u Olvídate, pertenecientes al EP Alma Charra (2021), dieron paso a una improvisación por parte de Cristina, en la que exprimió al máximo su voz sobre el colchón etéreo formado por la guitarra de Alberto.
Su versión de Algo Contigo (1976) de Chico Novarro fue el último empujón de la artista para enamorar a cada espectador de El Patio. Haciendo justicia a la leyenda de aquel mítico bolero, Cristina expulsaba cada palabra de la canción de una manera casi angelical.
El fin de la velada se aproximaba y el ambiente transmitía auténtica admiración hacia Len y Vela. Los dos artistas estaban demostrando que pueden adaptar sin dificultad la propuesta alternativa y vanguardista de la música de Cristina a un formato exclusivamente acústico sin que deje de funcionar.
Lamento (2022) y Sudas de mí (2019) fueron cerrando un concierto que llegó a su final tras la interpretación de Pena (Alma Charra; 2021). Tras una breve reverencia, envuelta en los aplausos del público, Cristina abandonó el escenario con un pequeño baile y una sonrisa de oreja a oreja.
Dejando un eco de emoción en el aire, quedó sellada una noche en las que las melodías trascendieron en El Patio. El concierto de Cristina Len fue como un buen libro: te sumerges en él, disfrutas cada página y, al final, te queda la satisfacción de haber sido parte de algo auténtico.